El Herbario TFC, un recorrido por la flora canaria
- mayo 09, 2022
- by
- Sofia Ramos
En este ritmo frenético de la rutina es donde agradezco bajar a la planta -1 de la Facultad de Farmacia de la Universidad de La Laguna, una tarde, sin cobertura, para visitar el Herbario TFC.
Esta es una de las aventuras del Laboratorio, un programa especial dedicado a lo que se realiza desde el área de Botánica, y que de pronto, abre una veda fascinante sobre una de las más importantes colecciones representativa de la flora canaria y de muchos otros lugares (Venezuela, México, Cuba, norte de África, etc.)
Entre tesinas, tesis doctorales y proyectos de investigación, me recibe Cristina González Montelongo, Doctora en Biología y técnica en el Herbario. Con luz en la voz procede a las presentaciones, al tour se suma la profesora especialista en Botánica Marina, Marta Sansón Acedo y el doctorando Daniel Álvarez Canali.
En la cuna del conocimiento sobre todo tipo de plantas, Cristina explica su principal actividad: el procesado de las muestras vegetales y fúngicas desde el momento de la recolección hasta su incorporación y conservación en el Herbario. Un trabajo minucioso y que requiere de mucho cuidado y paciencia.
Y más cuando el Herbario presume de más de 130.000 muestras. “53.000 de plantas vasculares, 24.000 de hongos, 16.000 de líquenes, 15.000 de algas y 22.000 de briófitos”, apunta la bióloga.
En el tour pasamos a una nueva sala, que, gracias a la financiación europea, permite la reorganización de las muestras y reestructurar el espacio, un aspecto muy necesario. González y Sansón coinciden en que sin inversión no se puede avanzar en investigación, no obstante, el Herbario requiere de mucho más para poder albergar y seguir consolidándose como un punto de referencia internacional.
Marta Sansón lleva más de 30 años dedicada al estudio de las algas y fanerógamas marinas, ha vivido íntimamente el desarrollo y expansión del Herbario TFC. Y es que sus logros científicos de cierto modo también están ligados a este enclave. La profesora ha descubierto una decena de nuevas especies de algas, nuevas combinaciones taxonómicas, además de las aportaciones en morfología vegetativa y reproductora.
Sus investigaciones actuales se centran en combinar evidencias morfológicas, fenológicas y moleculares en el estudio de especies de macroalgas, el análisis de hábitats particulares interesantes en la conservación o la restauración de especies endémicas amenazadas.
Su entusiasmo, y el de Cristina, se contagia, y habla sobre el nicho concreto en el que se especializó y lo relevante que ha sido en su brillante trayectoria, que inspira a nuevas generaciones de biólogos a ser mejores.
Es el caso del investigador Daniel Álvarez Canali, que desde el año 2015 se interesa en el campo de la botánica marina, realizando una Beca de Colaboración financiada por el Ministerio de Educación, Cultura y Deporte sobre la variación temporal y espacial de la morfología de algas pardas bentónicas, simultáneamente a su Trabajo Fin de Grado, ambos en el grupo de investigación Botánica Marina en el Departamento de Botánica, Ecología y Fisiología Vegetal (BOTMAR-ULL).
Llega el momento de entrar en el Laboratorio del Herbario, donde Cristina González señala que compagina su actividad con la informatización de la colección de líquenes, talleres de Herbario para público en general, actividad docente reglada y asesoramiento para empresas privadas y públicas como pueden ser la confección de informes de impacto ambiental. Todo esto tiene que ver con la sala que nos ocupa.
Identificar el microscopio no resulta complejo, y como si supieran que una niña científica se escondía detrás del micrófono y la mascarilla, desconsolada por observar algo minúsculo, me invitan a asomarme.
Polen. Un grano de polen. Grande. Bastante más grande de lo habitual. Imaginaba que sería amarillo, aunque la gama de colores de polen puede variar desde el amarillo, el verde, el naranja o incluso a veces el marrón claro, entre otros, el tono mostaza de la muestra me sorprendió. El color, la forma redondeada, las distintas texturas y formas. Explosión de color y matices.
Tras apartarme del ocular regresamos a la sala principal. Y allí, gracias a la profesionalidad y amabilidad de las anfitrionas, miles de historias por descubrir en cajas y carpetas. ¿Las más curiosas? La carpeta roja, estas especialmente conservan tesoros. Plantas extintas, y el único lugar donde pueden apreciarse es allí, en el Herbario TFC.
Por ejemplo, el Tomatillo de Nava (Normania nava), una planta endémica de Canarias, concretamente de las islas de Tenerife y Gran Canaria, consideradas desaparecidas en la actualidad. Como bien apunta la web de Turismo de Gran Canaria «es un arbusto con hojas pegajosas y flores violáceas de biología prácticamente desconocida. Se sabe que prefiere ambientes soleados dentro de su hábitat potencial. La especie forma parte del sotobosque de las formaciones de monteverde (laurisilva)».
Entre plantas vasculares, hongos y líquenes el recorrido por el Herbario resultó muy constructivo e interesante.
Las personas interesadas pueden escuchar el tour radiofónico del Laboratorio pinchando aquí.