Crítica – ‘Ammonite’
- enero 12, 2021
- by
- Sofia Ramos
Ammonite prometía desde su anuncio, no porque fuera dirigida por un cineasta muy conocido o porque contara con un reparto magistral y de renombre como lo son Fiona Shaw, Kate Winslet o Saorise Ronan.
Ammonite prometía porque contaba la historia de la madre de la paleontología, de una científica brillante que fue invisibilidad por la época.
Desde su promoción advertía que poco se centraría en la carrera académica de la famosa Mary Anning (Winslet), Ammonite es una historia de amor que surge en la Inglaterra de 1840 entre la paleontóloga Mary Anning y Charlotte Murchinson (Ronan), una mujer casada.
En la conservadora sociedad británica del siglo XIX, la aclamada pero desconocida buscadora de fósiles Mary Anning trabaja sola en el sur del país. Cuando toda su fama ya ha pasado, se dedica a vender fósiles a los turistas para salir adelante, hasta que un visitante rico quiere que Mary cuide a su mujer. A partir de ahí, la relación entre ambas se irá desarrollando.
Y es que, aunque, efectivamente, esta película nos hable de una historia de amor, desde mi punto de vista, en los 117 minutos que dura esta cinta se habla de silencio, de pasión y de resignación. Ammonite no se caracteriza por tener un guion dialogado con muchos giros, la trama es la que es.
Positivamente, Frances Lee (Tierra de Dios), el director, tiene muy claro lo que desea contar, cómo quiere contarlo y no se va por las ramas. Se trata de un largometraje donde el océano es un personaje más, su rumor atormenta y calma al espectador y lo arrulla en una historia donde una de las científicas más importantes de la historia se traga sus sentimientos.
¿La razón? no es por esta mujer que llega a su vida y la deja patas arriba, sino por una sociedad que ha dictaminado como debe vivir, primero condicionada por una madre fría que ha establecido una rutina sólida y aburrida, que la ahoga, y por sus propios pensamientos.
Ammonite sale adelante porque, a pesar de contar con un reparto fantástico, tiene a dos actrices principales que defienden cada escena con maestría. Y es que, si vemos a una Kate Winslet en un escenario diferente al acostumbrado, donde la rigidez y la introversión en su mayor rasgo, tenemos a una Saoirse Ronan que, a pesar de la fragilidad del personaje, tiene una fuerza que vitaliza la historia y al personaje de Winslet. Y es que Charlotte enciende esa llama que la rutina de Mary Anning y la humedad del mar apagan.
Esa restricción impuesta por el entorno que aprisiona a ambas protagonistas, en sus diferentes estilos de vida se muestra con el juego de cámara y con una sutileza exquisita como un corsé o unas botas cuyas ligas atan. Los planos son poesía en Ammonite.
Los medios de comunicación dieron a conocer esta película fuera del círculo británico por la declaración de Kate Winslet, que había cambiado una de las escenas de sexo de la cinta para que coincidiera con el cumpleaños de su compañera de reparto. La actriz irlandesa, Ronan, dijo que había sido un regalo inolvidable.
Y más allá del morbo que esto pudiera ocasionar entre el público, una vez vista, debo decir que lejos de ser una escena de ‘La vida de Adele’, metraje que parece ser el punto de referencia comparativo en las escenas de sexo lésbico.
Hay que resaltar que no solo es una escena, sino una película importante para la comunidad LGTBI+ porque visibiliza, y lo hace sin miedo y sin tapujos, de forma explícita. Y es que las escenas de sexo LGTBI+ han sufrido de la elipsis durante años, careciendo de realismo, influenciadas por el porno y por los clichés.
Las escenas de sexo en Ammonite se muestran bajo la naturalidad y la tensión del momento, se integran por completo en la historia y son necesarias. En ellas se entrevé la pasión contenida y la pena también que explota a raudales en la habitación, en una habitación donde el silencio muestra todo esto.
Ese, desde mi punto de vista, es el valor de la cinta, que empieza a moverse por todo el mundo, siendo ya reconocida en los British Independent Film Awards (BIFA) y en el Festival de Sevilla, en su Sección Oficial.
Ammonite narra una historia única a través del silencio, de la expresión de sus actrices y del ruido del mar. Y, en ese silencio no solo cuenta sino que reivindica a través de los planos, que colocan a la nunca más silenciada Mary Anning en el lugar que siempre le ha correspondido, el lugar que la ciencia otorga a las grandes mentes.