Crítica- ‘GLOW’
- septiembre 19, 2018
- by
- Sofia Ramos
GLOW es la apuesta del verano de Netflix, una tragicomedia que sitúa al espectador en los años 80, en la ciudad de los Ángeles, donde un grupo de inadaptadas se convierten en populares luchadoras. Desesperada por lanzar su carrera como actriz, Ruth (Alison Brie) acude a un casting en un gimnasio pero pronto se da cuenta de que no se trata de la típica audición. Así, la joven en paro mantiene su sueño vivo al conseguir el papel junto a un conjunto de variopintas mujeres.
La serie gira en torno a la vida de las protagonistas y aunque durante sus 10 capítulos solo se pueden ver resquicios de su vida pasada, debido a sus actuaciones y conversaciones, nos percatamos de que todas ellas han tocado fondo y el destino las ha unido para salir “adelante” mediante la lucha libre.
Cabe destacar que en la década de los 80 hubo un grupo en Estado Unidos denominado ‘Gorgeous Ladies of Wrestling’, fue creado para mostrar al público que las mujeres también se dedican a la lucha libre. ‘G.L.O.W’ fue filmado en un programa de televisión que duró 5 temporadas y tuvo mucho éxito.
Por lo tanto, la serie se basa en algo real y lo condimenta con mucha purpurina, drogas y estereotipos. El proceso de aprendizaje, las llaves, el nivel básico de la lucha libre está presente en la serie pero ni de lejos se pretende dar al consumidor un espectáculo que puede encontrarse en el canal de deportes.
Se muestra la lucha libre como un espacio donde interpretar y entretener, sin que los aficionados lo noten. Además la lucha, los entrenamientos, se combinan con melodramas personales y conflictos de grupo que aunque en ocasiones parezcan absurdos son un hilo conductor maravilloso porque emocionan y reivindican.
En GLOW el género, la amistad, la sororidad y los temas sociales como el racismo, el aborto, las apariencias, la sexualización, la pobreza y la hipocresía de un sector social conservador, que paga para limpiar sus conciencias ante los problemas anteriores, se presentan de forma contundente y satírica en el cuadrilátero.
La propia Alison Brie definió su nuevo trabajo como “una serie sobre mujeres labrándose su propio camino y descubriendo su propio cuerpo y sus posibilidades. La lucha libre es un vehículo para que se puedan sentir más fuertes y poderosas en lugar de la sobre sexualización enfocada en los hombres que es habitual en la televisión”.
Está claro que la diversidad es uno los puntos fuertes de GLOW y aunque en algunas partes el tinte humorístico recuerde a la serie Orange is the new black, puesto que Jenji Kohan escribió la primera temporada del drama carcelario, ha logrado su independencia.
Visualmente, las gamas de colores, los vestuarios y la banda sonora están perfectamente adaptadas a la época: la purpurina, los pantalones de tiro alto y las luces de neón ya son un signo distintivo de esta producción. La historia del país y que, por lo tanto, nos conecta con los año 80 también queda muy bien representada, a través del enfrentamiento de la Unión Soviética (Alison Brie) y Estados Unidos (Betty Gilpin), en el ring.
El estilo cinematográfico del momento y el impacto de obras como Regreso al futuro tienen su momento de gloria en pantalla gracias al personaje de Sam Sylvia (Marc Maron), director de cine frustrado que dirige el espectáculo a cambio de que produzcan su nueva película.
En su conjunto, esta tragicomedia es divertida, amena, y además de ese toque irónico y picante, es emocionante. Un entretenimiento más que acertado para este verano.